Muchacha loca


Rasguña mis flores voladoras, las hiere, las toma, las domina y las arroja, caen en las mejillas de aquella muchacha loca que no dejaba de correr, todavía no sabe a dónde, pero si sabe por qué.
Lejana las miles de lunas que nos encierran en un humilde y desdichado mundo, lejano es el supermercado a la casa de Braulio, que camina sin parar por el pan; lejana como aquella bella muchacha que la vi una vez y nada más. Lejano somos nosotros, cuántas veces deberé interrogarlo para saber hacia dónde indaga escapar, no me interesa su felicidad, quiero encontrar a la bella muchacha loca que secuestra flores de los demás. Aún las recuerdo, su aroma dulce, casi imperfecto, suelto y fresco, ese perfume a amor, a timidez, a vos.
Continúo tras una piedra esperando a lo que pase primero, a que regrese la ladrona de mis flores o a que crezcan otras más, me aburro en esta espera interminable; mi mirada aletea al compás del viento, si, porque el viento es el sonido más majestuoso que jamás podré escuchar, algo que jamás me podrán quitar.
Mis dedos cantan sobre la tierra, mis pies vuelan sobre las olas y mi corazón zumba sal; las veo, las veo regresar, ahí, sobre la marea que trae el cielo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Quiero saber Manolo

Quién sino vos