Viejo cuento mío

   Viejo cuento mío,  te arrastro por rincones, a veces sin siquiera saberlo. La nostalgia vaga e inútil me invade cien veces por día y sólo tengo cuatro rincones. Extraño algo y no sé a qué me refiero, no sé si es algo que tenía, mis ojos café doble no saben tampoco de lo que hablo.

  Lloro la incertidumbre de no saber qué extrañar, si a mi, si a lo que fui, si hay algo  que realmente me haga falta o si es sólo un viejo cuento mio. Mis cuatro rincones y yo, todavía no lo sabemos.
  Estoy llena de cosas que calman mi alma, pero no desaceleran mi cabeza, esa motocicleta que recorre hasta las pupilas de mis ojos café doble. Estoy y no estoy, eso me lo enseñó un viejo escritor que nunca conocí, como si doliera menos, no? Te deja vivir un poco mas de la cuenta, esquivando como rayuela a la realidad que se te encarna, que te atrapa y te desconcierta.


  Mis ojos café doble palpitan tiernos esbozos de inocencia, un brillo sepulcral y una suerte de alergia a la maldad. Asi que, viejo cuento mío, cuando quieras ser, ya no habrá rincones por recorrer, y bueno... tampoco alguien que quiera saber.

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